El Ataúd de Coppélia

Para esa gente que va de amiga y se queda en nada, para esos que mucho dicen y poco hacen, para los que prometen en falso y para los que se interesan por lo que puedan sacar.

Para todas esas personas y muchas más, va dedicada esta entrada.

La falsedad está asociada a la hipocresía, que se produce cuando una persona finge cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente tiene. La falsedad estaría dada por la falta de conformidad entre las ideas y las palabras o acciones.

Me enferma el engaño, la falsedad, la mentira.
Me son causa de desencanto, de recelo y desilusión; pocas oportunidades doy cuando pierdo la confianza....
La falsedad me hace daño....y si percibo el más menudo sintoma de ella....desaparezco....

No soy libre de esa amargura que deja....por lo tanto no la perdono. Ni en la amistad ni en el amor....que para mi son casi iguales....si se trata de una verdadera amistad.

¡qué le voy a hacer! yo simplemente soy así

Un carnaval de sensaciones y sentimientos recorren mi ser, causados por la mentira y el engaño hacen mella en mi alma.

¡Que iluso he sido! ¡Que considerado he sido! mi don y mi perdición. Siempre amigo, siempre presto a ayudar y a acudir raudo, más no, luego....me encuentro con un muro invisible pero real.

Dolor....no fisico, pero aún y así dolor....

"La falsedad tiene alas y vuela, y la verdad la sigue arrastrándose, de modo que cuando las gentes se dan cuenta del engaño ya es demasiado tarde." -Miguel de Cervantes Saavedra-

El despertador sonó a las siete y media de la mañana, para dar así inicio a un nuevo día.
¿Quién era yo?¿ ¿Qué era yo? ¿Qué sentido tenía mi presencia en este mundo?... preguntas rutinarias de cada mañana. Como un sinfín de huracanadas palabras, un camino repleto de letras viajaba a mi mente.
Los primeros sonidos llegaron a mí y estimularon mi sistema auditivo el cual intentaba desencriptar el mensaje que portaban.

El viento mañanero de un nuevo día acariciaba mi piel desnuda, los primeros rayos de luz que alumbraban la habitación, llegaban a mí como lazos invisibles que me aportaban las primeras energías del día.
Inicié mis andaduras por el mundo...siempre sensible y delicado, considerado caballero, pero… ¿Qué aporta a mi vida todo ello si no es valorado?

¡Qué triste despertar el mío en este mundo tan feo¡ Me elevaste en una nube blanca como la espuma, y después poco a poco la empezaste a pintar de negro; presagio de tormenta, camino tortuoso.

Yo un ser necesitado de cariño y del consuelo, inseguro e temeroso, indefenso ante el dolor y hipersensible por lo sufrido, encerrado en mi bola de cristal...aislado con mi alfombra de terciopelo.
Si yo decía te quiero en mi corazón, sonaba el eco y pensando...pensando...Ahora la tormenta a llegado....todo se veía gris, y volvía a las penumbras...

Dicen que para merecer hay que sufrir…esperaré con ansias esa dicha si es así de intensa como ahora es mi sufrir...